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Si has empezado a leer este post probablemente ya sabes que las startups suelen requerir  inversión privada para financiarse. En los momentos iniciales del proyecto, cuando se obtiene inversión de FFF o de algún business angel “muy seed”,  es frecuente que la inversión se produzca de una manera bastante informal, resolviéndose con varias charlas en las que se expone el proyecto con más o  menos profundidad y se consigue  o bien “enamoramiento” o bien la simple intención de ayudar.

Sin embargo, cuando llegamos al punto en que el proyecto ya ha demostrado cierta tracción o métricas atractivas y la inversión necesaria para continuar su evolución es mayor, la startup inicia lo que se denomina “ronda de inversión”, dirigiéndose a inversores que suelen actuar con criterios más profesionalizados.

En este punto es donde cobra verdadera importancia que la startup, o su CEO, conozca las reglas básicas del juego para que el proceso se culmine con éxito.

Vamos a comentar algunas de ellas, que iremos ampliando en sucesivos posts.

REGLA 1: Si vas a hablar con inversores, aprende su idioma.

No es que los inversores hablen klingon, pero sí manejan ciertos términos con los que debes estar familiarizado y has de manejar con soltura.

Si negocias el importe que van a  invertir, debes tener muy claro qué es el premoney (valoración de la sociedad previa a la inversión) y el postmoney (valoración sumando el importe de la inversión), porque de ello va a depender el porcentaje de participación que adquirirán con su inversión.

Si te dicen que les gusta el proyecto y que les gustaría firmar un term sheet para seguir avanzando, debes saber que en ese documento, y a pesar de que  normalmente no tiene carácter  vinculante, quedarán ya definidos extremos importantes como el importe a invertir, la valoración, la forma en que se realizará la inversión y los derechos que, en su caso, se le reconocerán al inversor. Es un documento importante y hay que confeccionarlo con detenimiento.

Si te hablan de invertir con una convertible note, debes saber que se están refiriendo a un préstamo convertible en capital, en el que jugarán un papel determinante los acuerdos que se alcancen sobre descuento en la valoración  y cap. Si quieres profundizar algo más sobre ello, echa un vistazo a este post.

Hay otros términos y, como te decía al principio, próximamente los seguiremos repasando, pero ahora vamos a por la siguiente regla.

 

REGLA 2: No esperes a que los inversores te presenten su pacto de socios.

Me sigue sorprendiendo la frecuencia con que las startups llegan a su primera ronda de inversión sin tener un pacto de socios firmado. El pacto de socios conviene tenerlo firmado desde el primer momento, pues no sólo regula la relación con los inversores, sino que también aborda materias fundamentales entre los socios iniciales.

Pero además, a veces ocurre que la startup abre ronda de inversión sin tener un pacto de socios y espera a que sea el inversor el que proponga un pacto a firmar o establezca los derechos que quiere ver reflejados en ese pacto de socios. Error.

Un principio básico de negociación, cuando se trata de generar un documento, es que si partimos del documento preparado por nosotros tendremos normalmente una posición más favorable que si trabajamos sobre el que proponga la otra parte o intentamos generarlo en común.

Obviamente, el resultado mejor a alcanzar en una ronda de inversión consiste en obtener la adhesión de los inversores al pacto ya definido y firmado previamente por los socios iniciales. No siempre se consigue, pero desde luego si no tienes ese pacto firmado estás descartando a priori la posibilidad.

 

REGLA 3: Si invitas a los inversores a tu casa, bárrela antes de que lleguen.

Cuando comienzas una ronda en la que intervienen inversores profesionalizados (como ya son muchos business angels y todos los fondos de inversión), asume que no van a invertir sin antes revisar diversos extremos de tu negocio.

Para ello, a veces hacen una “revisión limitada” y otras una “due diligence” completa. En esa due diligence te van a pedir que les envíes numerosa documentación con el fin de comprobar si se están cumpliendo obligaciones legales y si están controladas determinadas áreas de riesgo del negocio.

Conviene que abordes la ronda estando ya preparado para la due diligence; la documentación y áreas sobre las que se pide información es casi siempre la misma. Demorar el cierre de la ronda por tu tardanza en recopilar y enviar la documentación requerida es una pena, además de que causa mala impresión. Pero si más que de retraso hablamos de que no tenemos controladas las áreas que nos van a revisar, entonces incluso corremos el riesgo de que la ronda no se cierre (dependiendo de la gravedad de las contingencias detectadas) o que nos revisen la valoración, obviamente a la baja.

 

Conclusión

Una ronda de inversión no es un proceso que se improvise sobre la marcha, hay que prepararse para abordarlo en las mejores condiciones. Hay factores externos (para relacionarse adecuadamente con los inversores) e internos (para tener nuestra startup lista para el proceso).

Realizar ese trabajo previo aumentará exponencialmente tus posibilidades de culminar con éxito la ronda.

No voy a dejar de recomendarte que hagas ese viaje acompañado de un buen apoyo en asesoramiento legal y financiero, pero eso sí, que sea startup friendly 😉

Y por último: también será importante que diseñemos la ronda a priori para gestionarla ágilmente; pero de eso hablaremos en próximos posts.

 

 

 

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