Hace unos días, un emprendedor negociando su ronda de inversión, me comentó la sugerencia de…
Resulta obvio que a ninguna sociedad le conviene un socio disidente, entendiendo por tal aquel que está en contra del resto (o de la mayoría) y consecuentemente dificulta la adopción de acuerdos o, si tiene un porcentaje de participación suficiente, incluso los bloquea.
Pero si bien tal inconveniente puede ser gestionado de distintas maneras en una sociedad «convencional» para procurar que interfiera lo menos posible en el día a día, en una startup el problema adquiere una dimensión mucho mayor dada la vocación de esta última de ser participada por socios financieros.
Si un business angel o una sociedad de capital riesgo advierte la existencia de desacuerdos entre los socios de la sociedad en la que está planteándose invertir, su reacción previsible será abandonar el proyecto sin más reflexión al respecto. Y ciertamente, esa reacción es perfectamente comprensible: si ya es difícil alcanzar el éxito en un proyecto empresarial en el que todos los socios caminan de la mano, no cuesta entender que los desacuerdos entre ellos son la mejor forma de garantizar el fracaso.
Lo anterior nos lleva, evidentemente, a destacar la imperiosa necesidad de elegir bien los socios que han de acompañarte en la apasionante aventura de tu startup. Nadie tiene la absoluta seguridad de acertar a priori, pero sí existen medios que reducen el riesgo. Entre ellos, destaco los siguientes:
1. No utilices las participaciones de tu sociedad como moneda con la que retribuir cualquier servicio. Está claro que al principio es difícil disponer de la liquidez necesaria para pagar algunas colaboraciones que resultan imprescindibles, pero evítalo siempre que tengas cualquier alternativa.
2. Incorpora a socios cuya aportación a la sociedad, ya sea económica o de trabajo, esté clara y sea necesaria; no te dejes llevar por razones sentimentales o de amistad para «hacer socio» a quien no toca.
3. No esperes a que lleguen los inversores para firmar un pacto de socios. Los fundadores ya pueden hacerlo (si somos dos, ya podemos firmar un pacto), y a la entrada de cualquier nuevo socio la exigencia de que suscriba el pacto evitará posteriores malentendidos.
4. Utiliza en tu pacto cláusulas anti bloqueo y valora las penalizaciones consistentes en opción de compra de las participaciones del socio incumplidor: una solución contractual al conflicto será siempre más recomendable que el recurso a unos juzgados cuya lentitud les priva de la eficacia que requiere una startup (porque la justicia fuera de tiempo no resuelve nada).
Estoy de acuerdo, pero eso que parece tan obvio es muy difícil de hacer, casi siempre te vencen los sentimientos o la necesidad y acabas «cagándola». Pero eso es parte del negocio,