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Todas las claves (y algún truco) sobre la junta de socios

photo credit: SalFalko via photopin (license)

Las juntas generales de socios no son otra cosa que la reunión de los socios de una sociedad para adoptar acuerdos.

Aunque el administrador de la sociedad decide numerosas cuestiones en el día a día sin tener que consultar a los socios, la Ley de Sociedades establece la obligación de que determinados acuerdos sean adoptados sometiéndolos a votación en junta general.

Así, decisiones como la aprobación de las cuentas anuales, el aumento o reducción de capital, el nombramiento o cese de un administrador, la adquisición de determinados activos, etc. deben ser necesariamente aprobadas en junta de socios.

Vamos a hacer una breve revisión de las cuestiones fundamentales que todo administrador debe conocer en relación a la junta general de socios y su funcionamiento. Hablaremos en concreto de las sociedades de responsabilidad limitada, que son la forma societaria más frecuente.

¿Qué tipos de juntas de socios existen?

La clasificación es bastante sencilla. Por un lado, en función de las materias que traten, se clasifican en:

  • Junta general ordinaria: es la única cuya celebración es obligatoria. Debe realizarse una al año, dentro de los primeros seis meses del ejercicio, y su finalidad es someter a aprobación las cuentas anuales del ejercicio anterior, así como la gestión realizada por el administrador, y decidir sobre la aplicación del resultado económico del ejercicio.
  • Junta general extraordinaria: aquí el legislador no se ha complicado mucho; es junta extraordinaria cualquier junta que no sea la ordinaria. Fácil, verdad?

Por otro lado, las juntas se clasifican también en función de que hayan sido convocadas o no. Si la junta no ha ido precedida de una convocatoria para su celebración, entonces se denomina “universal”. El término universal se refiere aquí a que en esas juntas están todos los socios de la sociedad, porque ese es el requisito que exige la ley para que una junta pueda celebrarse sin convocatoria previa.

¿Cuántas juntas de socios tengo que hacer cada año?

Como mínimo debe celebrarse una, la relativa a la aprobación de las cuentas anuales (la junta general ordinaria). A partir de ahí, pueden celebrarse cuantas otras sean necesarias en función de que la sociedad vaya a adoptar acuerdos que deban someterse a la aprobación de los socios.

¿Cuándo y cómo se convoca la junta?

La junta debe convocarse con una antelación mínima de 15 días respecto de su fecha de celebración. La convocatoria puede hacerse por diversos medios:

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Una verdad incómoda: las startups son empresas.

photo credit: Jonathan Rolande Corp via photopin (license)
photo credit: Jonathan Rolande Corp via photopin (license)

¿Te parece una obviedad? Estupendo, pero entonces procura saber qué es una empresa, porque si no te preparas para gestionar una empresa, tu startup está muerta antes de empezar.

Tuviste una gran idea; la has convertido en un proyecto fenomenal que cubrirá una necesidad de mucha gente; incluso has desarrollado un mvp, has hecho algún test de mercado y has obtenido unos resultados muy esperanzadores. Fenomenal. Si hablamos de los elementos necesarios para que tu proyecto funcione, en una escala de 1 a 10 diría que tienes aproximadamente un 1,5. Siendo optimistas, un 2.

Ya te habrán dicho que la idea no vale nada

¿Qué te falta?: la ejecución. Y para que la ejecución sea buena una de las primeras cosas que debes tener clara es trabajar tu proyecto como una empresa.

Una empresa es compleja: ventas, marketing, producto, operaciones, gestión financiera, legal, etc. son áreas que deben comenzar a desarrollarse desde el momento cero. Obviamente su complejidad  será progresiva, y al inicio algunas de ellas serán fácilmente abordables, pero en cualquier caso, para cruzar el cementerio de las grandes ideas sin quedarse en él, hay que conocer el camino a seguir.

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Cuatro tipos de inversores de los que debes huir

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Todos sabemos que el mejor inversor es el cliente, porque la mejor financiación es la que proviene de las ventas. Pero también sabemos que esa situación ideal no siempre es posible, porque en la mayoría de las ocasiones es necesario recibir inversión con la que terminar de desarrollar el producto que vamos a vender, o para financiar el marketing del servicio que ofrecemos al mercado, o por mil razones más.

Por eso hablar de startups es hablar de rondas de inversión y de inversores, que los hay, como las flores, de todos los colores.

Al inversor lo conoces cuando te relacionas con él y ves su operativa, sus criterios de inversión, y su política de participación y/o control sobre la sociedad invertida. El inversor es una pieza clave del proceso de creación y lanzamiento de un proyecto de base tecnológica, y es importante saber relacionarse con él (como apuntaba en mi anterior post).

Y obviamente, al inversor no hay que demonizarlo; sin business angels o sin inversores de capital riesgo no existirían una gran parte de las startups. Y que el inversor pretenda una gran rentabilidad en su inversión no obedece a una ambición desmedida, sino a un modelo de negocio, el de capital riesgo, que sólo puede funcionar razonablemente si se obtienen rentabilidades exponenciales en los casos de éxito que compensen el elevado número de inversiones que acaban en fracaso.

Ahora bien, al margen de lo anterior, hay algunos inversores que siguen comportamientos de los que hay que huir. Afortunadamente son una clara minoría, pero están ahí.

Los signos que deberían llevarte a “huir” de un inversor pueden ser de muchas clases; vamos a hacer un resumen de algunos de ellos:

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¿Puedo comprar donde quiera productos de marca para venderlos en mi e-commerce?

photo credit: some cool coke bottles via photopin (license)
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Un objetivo obvio cuando vendemos cualquier clase de producto es encontrar el proveedor más económico para obtener el mayor margen posible. Si lo que vendemos son productos de marca debemos tener cuidado con las limitaciones existentes, derivadas de la legislación sobre marcas.

Vamos a ver dos ejemplos que nos ayudarán a entender esas limitaciones:

Imaginemos que conseguimos encontrar un proveedor asiático que nos ofrece productos de la marca que deseamos comercializar con una tarifa más económica que el distribuidor ubicado en la Unión Europea. La primera reflexión sería que la operación es muy interesante porque nos puede permitir vender los productos en nuestro mercado al mismo precio que los demás vendedores pero con mejor margen, o bien venderlos a mejor precio que ellos con un margen similar pero obteniendo una clara ventaja competitiva.

La pregunta sería ¿podemos comprar los productos a ese proveedor para comercializarnos nosotros en la Unión Europea? La respuesta es negativa, incluso aunque pretendamos vender esos productos a los precios oficiales de la marca.

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Inversión en startups con notas convertibles. Pros y contras.

convertible notes De un tiempo a esta parte está creciendo la utilización de las notas convertibles como vehículo para la inversión en la startup por parte del business angel. Esta figura ofrece ventajas indudables, así como algún inconveniente que conviene no ignorar. Vamos a repasar las cuestiones fundamentales acerca de ellas.

¿Qué son las notas convertibles?

El nombre de esta fórmula de inversión es una traducción literal de su denominación en USA (convertible notes). Sería más correcto hablar de bonos en lugar de notas, pero utilizaremos este último término para no confundirnos.

Mediante las notas convertibles el inversor entrega el dinero sin necesidad de que ambas partes tengan que discutir o negociar en ese momento cuál es la valoración de la startup, pues la conversión en capital se difiere a un momento posterior, que normalmente coincidirá con la siguiente ronda de inversión.

Así, cuando se produzca la siguiente ronda, la inversión se convertirá en capital tomando como base para la conversión la valoración que se negocie en esa segunda ronda, a la que normalmente se le aplicará un descuento, pudiendo establecerse también un tope (denominado cap).

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